Código de ética y conducta profesional
para Instructores del Método Pilates
En general no son malas las técnicas, son malos los Instructores...
Los Instructores del Método Pilates debemos estar muy unidos por un solo ideal, que es el de valorizar y resguardar nuestra profesión. La única forma de poder hacerlo, es a partir del conocimiento, mediante el cual podremos tener mayor criterio y capacidad de discernimiento, en el momento de trabajar con nuestros alumnos.
Existen dos tipos de instructores, los que incorporaron este método a sus vidas y poseen como misión, poder liderar a otros para que se hagan cargo de su propio cuerpo y generen hábitos de vida saludables; y los oportunistas e improvisados que encontraron una forma de conseguir unos pesos extras dando clases, de algo que dicen se llama Pilates, sin poseer en su mayoría, ningún tipo de experiencia, ni capacitación previa.
Cada Instructor de Pilates debe velar por la salud de sus alumnos y seguir capacitandose y entrenando de manera contínua, como única forma de seguir profesionalizando y valorizando el rol del Instructor del Método Pilates en nuestra sociedad.
Un buen profesional nunca se esconde detrás de una franquicia ó un sistema de trabajo prediseñado, no le gusta que lo subestimen, posee el conocimiento y la experiencia, para diseñar sus propias clases y persigue un solo ideal, que es el de la práctica responsable del Método Pilates.
El Instructor del Método Pilates debe:
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Concientizar el cuidado y el uso responsable del cuerpo.
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Liderar a cada alumno para que se haga cargo de su cuerpo y genere hábitos de vida saludables.
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Detectar cuales son las "verdaderas necesidades" de entrenamiento postural que posee el alumno.
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Crear un programa de entrenamiento funcional, diseñado a partir de esas necesidades específicas. Adaptar el entrenamiento a la funcionalidad del alumno y no a la inversa. Planificar para cada alumno y no repetir ejercicios de manera indiscriminada.
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Trabajar desde la fundamentación biomecánica, previniendo todo tipo de lesión.
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Garantizar la correcta ejecución de los ejercicios, identificando los riesgos en cada movimiento.
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Utilizar toques apropiados, para facilitar los movimientos y posicionar al alumno, para así poder controlar la correcta ejecución del movimiento y mejorar la propiocepción.
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Diseñar “clases personalizadas” y desterrar las “clases grupales” diseñanas según nievles, en el trabajo con equipos (reformer, trapecio, circuito de equipos).
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Resguardar y valorizar la profesión. No aceptar presiones que condicionen una mala praxis de la técnica (por ejemplo un Instructor de que trabaje con mas de 5 alumnos por clase).
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Pensar primero en los intereses y necesidades del alumno y luego en nuestros intereses comerciales.
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No continuar el entrenamiento cuando este escape a tus conocimientos. No engañar, ni mentir, simulando conocer habilidades o capacidades que escapen a tu rol de instructor de Pilates. No recetar dietas, ni recomendar suplementos, no diagnosticar. Derivar a un profesional competente en la especificidad a ser tratada.
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La palabra rehabilitación escapa a las posibilidades del instructor de Pilates, si hay una patología evidente y lo que se requiere es un trabajo de rehabilitación, este deberá hacerse en un centro especializado, en sesiones individuales a cargo de Kinesiólogos ó Fisioterapeutas y bajo supervisión del médico tratante.
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Indicar la búsqueda de atención médica cuando el alumno no se encuentre con la aptitud física ideal, para llevar adelante la práctica con el Método Pilates.
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Documentar el progreso del alumno y cooperar con tratamientos médicos.
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Entrenar a diario y actualizarse en forma continua (sin excusas).
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